Baudolino. Umberto Eco
De Bolsillo
(2000)
Baudolino, en un asedio bárbaro a Constantinopla salva a Nicetas, orador de corte y juez bizantino y protege a este y a su familia. Baudolino le cuenta su historia con Constantinopla ardiendo de fondo.
Pg.36
-He salido del zaguán, he andado pegado a las paredes, hasta llegar al Hipódromo. Y allí he visto la belleza desflorecer y transformarse en algo pesado. Sabes, desde que he llegado a la ciudad, he ido de vez en cuando allá a contemplar la estatua de esa joven, la de los pies bien torneados, la de los brazos de nieve y los labios rojos, esa sonrisa, y esos senos, y la ropa y los cabellos danzando en el viento, que si la veías de lejos no podías creerte que fuera de bronce, porque parecía de carne viva…
-Es la estatua de Helena de Troya. Pero ¿qué ha pasado?
-En poquísimos segundos he visto doblarse la columna sobre la que se erguía como un árbol talado por su base; y por los suelos una gran polvareda. En trozos, allá el cuerpo, a pocos pasos de mí la cabeza, y entonces me he dado cuento de lo grande que era esa estatura. La cabeza no habría podido abrazarse con los dos brazos extendidos; y me estaba mirando fija y torcida, como una persona acostada, con la nariz horizontal y los labios verticales que, perdóname, me parecían los que tienen las mujeres en medio de las piernas.
Baudolino es un campesino con mucha imaginación y facilidad por las lenguas. Cuenta historias como verdaderas y consigue hasta rendir ciudades, con lo que el emperador Federico lo adopta en su corte como un hijo y un consejero leal. Lo encomienda al obispo Otón que escribe las gestas de Federico y a su canónigo Rahewin. Baudolino se enamora de Beatriz, la emperatriz. Se decide enviar a estudiar a Baudolino a Paris y Otón le encarga la continuación de las gestas de Federico.
Pg.88
-Lo bueno del studium es que aprendes, sí, de los maestros, pero aún más de los compañeros, sobre todo de los que son mayores que tú, cuando te cuentan lo que han leído, y descubres que el mundo debe de estar lleno de cosas maravillosas y que para conocerlas todas, visto que la vida no te bastará para recorrer toda la tierra, no te queda sino leer todos los libros.
Pg.99
-No es necesario haber estado en un sitio para saberlo todo sobre él; si no, los marineros serían más sabios que los teólogos.
También Otón le habla del Preste Juan y le anima a que invente su historia. En Paris conoce al Poeta que no sabe sino recitar textos de otros y a Abdul que vivía con su tío, canónigo de la abadía de San Víctor que poseía una gran biblioteca. Abdul canta a una princesa lejana que nunca ha conocido. El Poeta siente celos de su maestría. Baudolino pone el rostro de Beatriz a los cánticos. Baudolino promete escribir a Beatriz y le escribe a cerca de tierras lejanas extrañas. También empieza a escribir cartas de amor que contesta él mismo en nombre de su amada y los otros las toman por verdaderas.
Pg. 103-104
Por lo que, un día, enseñó el epistolario a los amigos. Fue vago y reticente sobre el cómo y el quién de aquel intercambio. No mintió, es más, dijo que aquellas cartas las enseñaba precisamente porque eran un parto de su fantasía. Pero los otros dos creyeron que precisamente y solo en ese cado mentía, y aún más envidiaban su suerte. Abdul atribuyó a su corazón las cartas a su princesa y se desvivía como si las hubiera recibido él. El Poeta, que ostentaba no dar importancia a ese juego literario (pero mientras tanto se reconcomía por no haber escrito él cartas tan bellas, induciendo respuestas aún más hermosas), al no tener a nadie de quien enamorarse, se enamoró de las cartas mismas; lo cual, comentaba sonriendo Nicetas, no era estupefaciente, porqué en la juventud uno es propenso a enamorarse del amor.
Feror ego veluti-sine nauta navis,
Ut per vias aeris-vaga fertur avis…
Quidquit Venus imperat-labor est suavis,
Quae nunquam in cordibus-habitat ignavis
Voy a la deriva como una nave sin auriga
Como por las vías del cielo el pájaro extiende su vuelo…
Obedecer a las órdenes de Venus, qué agradable fatiga,
Que en el corazón nunca de los viles habita.
Baudolino escribe poemas para el Poeta, que manda a la corte de Federico.
Abdul habla a Baudolino de un clérigo que conoce historias de tierras remotas, Boron.
Pg. 125-126
-Ya lo ves, señor Nicetas –dijo Baudolino-, cuando no era presa de las tentaciones de este mundo, dedicaba mis noches a imaginar otros mundos. Un poco con la ayuda del vino, y un poco con la de la miel verde. No hay nada mejor que imaginar otros mundos para olvidar lo doloroso que es el mundo en que vivimos. Todavía no había entendido que, imaginando otros mundos, se acaba por cambiar también este.
Baudolino vuelve a la corte, acusa a su padre adoptivo de crueldad y besa a la emperatriz. Federico le perdona y Baudolino se siente culpable de traición.
Federico arremete contra Milán y empiezan a destruir la ciudad. Baudolino encuentra a los reyes magos en una cripta y se lo dice a Reinaldo, el canciller del emperador. Deciden sacarlos, vestirlos como reyes.
Pg. 145
-Señor Jesús-se quejaba el Poeta-, ni siquiera borracho perdido he llegado a imaginarme nunca que habría podido metérsela a los Reyes Magos por detrás.
El Poeta emitía horribles blasfemias, y los Magos parecían ya cardenales de la santa y romana iglesia.
Reinaldo le encarga la historia del Preste Juan como ancestro de los Reyes Magos. Deciden canonizar a Carlomagno y pretenden hacer descender de este a Federico para legitimar su poder.
Entre Boron, el Poeta, Abdul y Baudolino, crean el palacio del Preste Juan. Hablan con Solomón de Génova, un judío sabio. Deciden escribir una carta del Preste Juan a Federico.
Hablando con Kyot, que ha oído hablar de un castillo como el que inventan sobre el Preste, donde está el Santo Grial, se apunta a la carta. Toman más miel verde y se imaginan el Grial en el castillo. Pero el rabí Solomón les aconseja que sean vagos en sus descripciones para alimentar la intriga.
Pg.175
No escribáis Greal, no escribáis copa, usad un término más impreciso. La Torá no dice nunca las cosas más sublimes en sentido literal, sino según un sentido secreto, que el lector devoto tiene que adivinar poco a poco, lo que el Altísimo, que el Santo bendito sea por siempre, quería que se entendiera al final de los tiempos.
Reinaldo muere. La carta deja de tener sentido ya que él debía hacerla circular por las cancillerías del mundo cristiano pero Baudolino sigue reescribiéndola.
Después de diez años en Paris, Baudolino vuelve a la corte. Federico lo disfraza de mercader y Baudolino se va por sus tierras nativas en burro. Llega a su ciudad natal y reconoce a su padre y amigos –después de un choque-. Están construyendo una ciudad aduanera para molestar al emperador y cobrar tributos mercantiles. Sus compatriotas alzan Alejandría de la nada, Federico se enfada y les ataca. El asedio se hace largo y penoso y las tropas de la liga llegan amenazadoras por otro flanco. A Baudolino se le ocurre disfrazar a uno de San Pedro, hacer entrar un escuadrón por la trampilla desde el exterior y no hacer rehenes para que los soldados crean y prediquen que la ciudad está protegida por San Pedro. La cosa sale mal, los soldados no lo creen pero la gente del pueblo sí. Uno de los del pueblo propone engordar una vaca para que Federico crea que aún tienen muchos víveres y resistirán mucho más al asedio. Federico, exhausto, decide retirarse de Alejandría y, a su vez, Baudolino, pacta con los de la liga y al final, Federico no es atacado y regresa a su Palacio.
Pg.240
-Padre mío, yo las gentes de estos lugares los conozco a todos un poco. Pero ahora el problema no es preguntarse quién es este hombre, sino si es verdad que en la ciudad tienen todas esas vacas y todo ese trigo. Porque, si quieres mi opinión sincera, podrían estar intentando engañarte, y haber atiborrado a la última vaca con el último trigo.
-Bien pensado, Baudolino. Eso no se me había ocurrido en absoluto.
-Sagrada Majestad –intervino el marqués del Montferrato- , no les reconozcamos a esos villanos más inteligencia de la que tienen. Me parece que nos encontramos ante una clara señal de que la ciudad está más aprovisionada de lo que suponíamos.
-Oh, sí, sí- dijeron a una sola voz todos los demás señores, y Baudolino concluyó que nunca había visto a tanta gente, de mala fe, todos juntos, reconociendo perfectamente cada uno la mala fe ajena.
Federico se bate en Legnano y es herido. Baudolino le propone ir a ver al Preste para que Federico sea reconocido por toda la cristiandad.
Baudolino conoce a Zosimo, este le roba la idea de la carta y la difunde en nombre de otro emperador y empiezan a circular cartas del Preste. Baudolino se enamora de Colandrina, esta se queda embarazada, pierde al niño y muere.
Pg.284
Fantaseábamos como niños y yo me decía: pobre Abdul, crees que el amor es una princesa lejana y, en cambio, la mía está tan cerca que puedo acariciarla detrás de la oreja, y ella se ríe y me dice que le hago esgrisolillas…Pero duró poco. (…) La encontré en cama muriéndose, y en cuanto me vio intentó excusarse conmigo porque, decía, el niño había salido antes de tiempo, y estaba ya muerto, y ella se angustiaba porqué ni siquiera había sabido darme un hijo. Parecía una virgencita de cera, y había que pegar el oído a su boca para oír lo que decía. No me mires, Baudolino, decía, que tengo la cara despotricada por todo este llanto, y así además de con una mala madre te encuentras con una mujer fea…Murió pidiéndome perdón, mientras yo le pedía perdón a ella, por no haberle estado cerca en el momento del peligro. Luego pedí ver al muertecito, y no querían que lo viera. Era, era…(Baudolino se había parado. Volvía la cara hacia arriba, como si no quisiera que Nicetas le viera los ojos.) Era un pequeño engendro –dijo poco después-, como los que imaginamos en la tierra del Preste Juan. La cara con los ojos pequeños, como dos hendiduras al través, un pechito delgado, delgado con dos bracitos que parecían tentáculos de pulpo. Y desde el vientre hasta los pies estaba recubierto por una pelusa blanca, como si fuera una oveja. Pude mirarlo poco tiempo, luego ordené que lo enterraran, pero no sabía ni siquiera si se podía llamar a un cura. Salí de la ciudad y vagué toda la noche por la Frascheta, diciéndome que había empleado hasta entonces en mi vida en imaginar criaturas de otros mundos, y en mi imaginación parecían portentos maravillosos, que en su diversidad daban testimonio de la infinita potencia del Señor; pero luego, cuando el Señor me había pedido que hiciera lo que hacen todos los demás hombres, había generado no un portento sino una cosa horrible. Mi hijo era una mentira de la naturaleza, tenía razón Otón, mucho más de lo que pensaba, yo era un mentiroso y había vivido como un mentiroso hasta tal punto que también mi semilla había producido una mentira. Una mentira muerta. Y entonces entendí…(…) que si aquel era mi destino, era inútil que intentara ser como los demás. Estaba consagrado ya a la mentira. (…) Me decía: mientras inventabas, inventabas cosas que no eran verdaderas, pero verdaderas se volvían (…). Y, en cambio, la única vez que has querido hacer una cosa verdadera, con una mujer que no podía ser más sincera, has fracasado.
Federico promete no asediar la ciudad si la cambian de nombre y la llaman Cesarea. Baudolino va como mediador y deciden cambiarla de nombre pero llamarla como ellos quieran. Pura burocracia.
Pg.294
-Ahora tiramos adelante unos años llamándola Cesarea, por lo menos en los pergaminos con el sello –le había susurrado el Boidi a Baudolino-, pero luego empezamos a llamarla como antes, y quiero ver quién cae en la cuenta.
-Sí –había dicho Baudolino-, luego la volvéis a llamar como antes, porqué así la llamaba ese ángel de Colandrina, y ahora que está en el Paraíso no vaya a ser que se equivoque al mandarnos sus bendiciones.
Muere Beatriz. Los espías encuentran a Zosimo y Baudolino y sus amigos van en su busca a Constantinopla. El espía los conduce a una especie de cripta secreta donde se esconden y esperan. Aparece Zosimo y Andrónico, el basileo, y Zosimo confabula con la cabecita del sobrino pequeño que Andrónico hizo matar, para que acabe con un enemigo suyo, Isaac. Pero Isaac vence a Hagiocristoforites y se rebela contra Andrónico, así que la profecía se cumple. Capturan a Zosimo y este promete entregarles el mapa del reino del Preste pero al final resulta que no lo tiene, que solo lo ha visto pero que lo memorizó y que, si le matan, no podrán llegar hasta el Preste Juan. Deciden hacer el viaje con Zosimo. Muere el padre biológico de Baudolino y él se queda con su escudilla que hace pasar por el Santo Grial a su padre adoptivo, Federico. Le dice que hay que ir a ver al Preste y devolverle el Grial y así toda la cristiandad le rendirá homenaje. Deciden partir con un gran ejército y también Ardzrouni, un noble dignatario armenio encargado de una embajada secreta por parte del príncipe León, un personaje ambigüo pero Federico lo recluta porqué conoce el terreno. Llegan a un castillo y deciden pasar la noche allí. Aseguran la habitación de Federico que, al día siguiente aparece muerto. Para no levantar sospechas de asesinato, deciden ponerlo en el río y decir que se ha ahogado. Zosimo desaparece con el Grial y deciden seguir sus pasos. Resulta que Ardzrouni tiene el mapa de Cosme para llegar al Preste. Conversaciones sobre el vació y la física entre Boron y Ardzrouni quien toca unas piedras y se vuelve negro (como Baltasar). Se quieren hacer pasar por los doce reyes magos y ya tienen a uno negro. Se encuentran a los gimnosofistas (New age people).
Pg. 412
Hablaban griego y, acogiendo a los huéspedes, les dijeron que eran gimnosofistas, es decir, criaturas que, en inocente desnudez, cultivaban la sabiduría y practicaban la benevolencia. Baudolino, preguntó qué poseían, y el anciano respondió: “Poseemos la tierra, los árboles, el sol, la luna y los astros”. Baudolino se sorprendió de no haber visto ni un templo ni un cementerio, y el viejo dijo: “Este lugar en donde estamos es también nuestra tumba, y aquí morimos tumbándonos en el sueño de la muerte (…). En cuanto al templo, sabemos que en otros lugares lo erigen, para honrar a lo que ellos denominan Creador de todas las cosas. Pero nosotros creemos que las cosas han nacido por charis, por gracia de sí mismas, así como por sí mismas se mantienen, y la mariposa poliniza a la flor que, creciendo, la alimentará”. Borón había quedado sorprendido por aquella sabiduría, y se dedicó a ponerle una serie de preguntas al venerable anciano: “¿Quiénes son más, los vivos o los muertos? Los muertos son más, pero no se pueden contar ya. Por lo tanto, los que se ven son más que los que no se pueden ver. ¿Qué es más fuerte, la muerte o la vida? La vida, porqué el sol, cuando surge, tiene rayos luminosos y relucientes, y, cuando se pone, parece más débil. ¿Qué es más, la tierra o el mar? La tierra, porqué también el mar se apoya en el fondo de la tierra. ¿Qué ha venido antes, la noche o el día? La noche. Todo lo que nace se forma en la oscuridad del vientre y solo después es alumbrado. ¿Cuál es la parte mejor, la derecha o la izquierda? La derecha. En efecto, también el sol sale por la derecha y recorre su órbita en el cielo hasta la izquierda, y una mujer amamanta primero por el pecho de la derecha. ¿Cuál es el más feroz de los animales? El hombre. ¿Por qué? Pregúntatelo a ti mismo. También tú eres una fiera que tiene consigo a otras fieras, y por ansia de poder quiere privar de la vida a todas las demás fieras”. Entonces dijo el Poeta: “Pero si todos fueran como vosotros, el mar no se navegaría, la tierra no se cultivaría, no nacerían los grandes reinos que llevan orden y grandeza al miserable desorden de las cosas terrenales”. Contestó el venerable anciano: “Cada una de estas cosas es sin duda una ventura, pero está construida sobre la desventura ajena, y esto nosotros no lo queremos”.
Llegan a la tierra de los Abcacios donde una serpiente mata a Abdul que ve reflejada a su amada en pleno delirio de muerte en el espejo que le regalan los gimnosofistas.
A su vez Baudolino y Nicetas se van de Constantinopla y llegan a Selimbria que está adornada por trofeos por una celebración. Nicetas le enseña la columna (como la de Simón). Se quedan en esa ciudad comiendo aceitunas y vino fresco bajo los olivos mientras Baudolino prosigue su historia.
Pg.432
Así como había sido tierno y pastoral cuando había relatado la muerte de Abdul, fue épico y majestuoso cuando refirió de aquel vado. Signo, pensaba una vez más Nicetas, de que Baudolino era como aquel extraño animal, del cual él –Nicetas- solo había oído hablar, pero que Baudolino incluso había visto, llamado camaleón, parecido a una cabra pequeñísima, que cambia de color según el lugar en que se encuentre, y puede variar del negro al verde tierno, y solo el blanco, color de la inocencia, le está vedado adoptar.
Tienen que cruzar el Sambatyón pero Solomón, el judío, no lo puede cruzar en sábado porqué sería pecado. Baudolino le da un golpe, lo noquea y le hace cruzar encima de una mula.
Pg.438
A la mañana siguiente, cuando los demás hubieron localizado un punto donde se podía cruzar sin riesgos, Baudolino volvió al lado de Solomón, le sonrió con afectuosa comprensión y lo golpeó con una porra justo detrás de la oreja. Y así fue como el rabí Solomón, único entre todos los hijos de Israel, cruzó un sábado el Sambatryón, durmiendo.
Cruzan el territorio hasta ahora conocido y encuentran el primer ser fantástico: el esciápodo Gavagai que será su guía ya que piensa que son les 12 reyes magos y ellos le dicen que buscan al Preste Juan para devolverle el Greal. Piden por Zosimo pero no sabe nada al respecto.
Pg. 449
Por lo demás, tenía solo una pierna, pero era la única. No es que fuera cojo, porque esa pierna se pegaba naturalmente al cuerpo como si no hubiera habido nunca lugar para la otra, y con el único pie de es única pierna el ser corría con mucha desenvoltura (…) La rapidez con la que se movía era tal que no se conseguía discernir un movimiento del otro, como sucede con los caballos, que nunca nadie ha podido decir si hay un momento en el que los cuatro cascos se levantan del suelo o si apoyan al menos dos. Cuando el ser se paró delante de ellos, vieron que su único pie tenía un tamaño por lo menos doble al de un pie humano, pero bien formado, con uñas cuadradas y cinco dedos que parecían todos dedos gordos, toscos y robustos.
Luego aparece una blemia:
Pg. 443
La criatura, con los hombros anchísimos y, por consiguiente, muy achaparrado, peor con la cintura fina, tenía dos piernas cortas y pelosas y no tenía cabeza, ni, por lo tanto, cuello. En el pecho, donde los hombres tienen los pezones, se abrían dos ojos rasgados, vivacísimos; debajo de una ligera hinchazón con dos fosas nasales, se abría una especie de agujero circular, pero muy dúctil, de manera que cuando se puso a hablar adoptaba formas distintas, según los sonidos que emitía.
Pg. 444
Ellos como nosotros es siervos del Presbyter, y como ellos los poncios, los pigmeos, los gigantes, los panocios, los sinlengua, los nubios, los eunucos y los sátiros-que-no-se-ve-jamás. Todos buen cristiano y siervo fiel del Diácono y del Presbyter.
Cuando el Poeta interroga a Gavagai sobre su aspecto y el de los blemias, Gavagai no hace distinciones físicas y dice que todos son iguales. Los otros insisten en que las diferencias son obvias y el ser insiste. El poeta se desespera con él.
Pg. 446
Boron dijo: “Cortemos por lo sano. Este esciápodo no sabe ver la diferencia entre él y un blemia, no más que nosotros si consideramos la diferencia entre el Porcelli y Baudolino. Si reparáis en ello, es algo que pasa cuando nos encontramos con extranjeros. Entre dos moros, ¿vosotros sabéis ver la diferencia?. Sí-dijo Baudolino-, pero un blemia y un esciápodo no son como nosotros y los moros, que los vemos cuando vamos a donde viven. Ellos viven todos en la misma provincia, y Gavagai distingue entre blemia y blemia, si dice que el que acabamos de ver es amigo suyo mientras los demás no lo son. Escucha bien, Gavagai, has dicho que en la provincia viven panocios. Yo sé qué son los panocios, son gente casi como nosotros, salvo que tienen dos orejas tan enormes que les descienden hasta las rodillas, y cuando hace frío se las enrollan en torno al cuerpo como si fueran una capa. ¿Son así los panocios? Sí, como nosotros. También yo tiene orejas. Pero no hasta las rodillas, ¡por Dios!. También tú tiene orejas mucho mayores que las de tu amigo cerca. Pero no como los panocios, ¡por los clavos de Cristo!. Cada uno tiene orejas que su madre le ha hecho a él.
Gavagai les instruye sobre las creencias de cada grupo que convive bajo la tutela del Diácono. Tienen diferencias a cerca de la naturaleza divina de Jesús, sobre la inmaculada concepción, etc., pero se respetan entre ellos bajo el paraguas de la fe y autoridad del Presbyter y de su Diácono.
Pg. 447
Amigos –dijo Baudolino, dirigiéndose a sus compañeros-. Me parece evidente que las distintas razas que existen en esta provincia no dan impoertancia alguna a sus diferncias de cuerpo, de color, de forma, como hacemos nosotros, que incluso al ver a un enano lo juzgamos un error de la naturaleza. Y, en cambio, como por otra parte muchos de nuestros sabios, les dan mucha importancia a las diferencias de ideas sobra la naturaleza de Cristo, o sobre la Santísima Trinidad. Es su manera de pensar.
Encuentran a los seres sin lengua
Pg.448
…seres con facciones casi humanas, que saludaban con las manos pero emitían solo aullidos (…). Por lo demás son como nosotros, ¿verdad?-lo aguijoneaba el Poeta. Es como nosotros cuando nosotros está callados.
Gavagai los conduce hacia el mercado donde no hay objetos metálicos y todas las razas se mezclan en el intercambio de enseres y alimentos.
Pg. 451
Divisaron lo que debían ser sin duda los pigmeos, de piel muy oscura, con un taparrabos de paja y ese arco en bandolera con el cual, como quería su naturaleza, estaban perennemente en guerra con las grullas (…) He ahí los poncios y, aunque habían leído sobre ellos, nuestros amigos no dejaban de examinar con ojo curioso a aquellos seres con las piernas rectas sin articulaciones en las rodillas, que caminaban de manera rígida, apoyando en el suelo sus cascos equinos. Pero lo que más les hacía destacar era, para los hombres, el falo que les colgaba del pecho y, para las mujeres, en la misma posición, la vagina, que sin embargo no se veía porque la cubrían con un chal anudado detrás de la espalda (…) Al final, vieron descollar a los gigantes, que además eran monóculos.
Pg 454
Pero has notado que los gigantes tienen un solo ojo?. También yo. Vea, yo cierra este ojo y queda solo el otro. Sujetadme, que si no, lo mato –decía el Poeta con la cara roja.
Pg. 455
Nubios es gente muy rara. Tú sabe, ellos circunceliones. Buenos guerreros solo porque desea martirio. No hay guerra y él quiere martirio enseguida. Nubio es como niños, quiere enseguida lo que gusta a él.
El eunuco Práxeas los recibe en el palacio del Diácono del Preste Juan. Los presentan y resulta ser un joven plagado de lepra que no ha conocido otra cosa que las órdenes de los eunucos y que dice que el reino del Preste no existe y que todo es invención de los eunucos para controlar todo. Baudolino le cuenta historia e incluso exagera para darle placer. Está muy enfermo y al final, muere ante Baudolino. De mientras, los hunos blancos, atacan la ciudad y se disponen a batallar. Organizan a los “monstruos”.
Pg.463
Viven aquí juntos desde hace siglos, se han acostumbrado los unos a los otros y, negándose a ver la monstruosidad de sus vecinos, ignoran la propia. Monstruos, sí; más semejantes a bestias que a hombres. Este es el pueblo que tenemos que gobernar, y con mano despiadada, para evitar que se exterminen unos a otros.
Baudolino conoce a Hipatia, la dama del unicornio, se enamora de ella y la deja embarazada.
Pg.513
En realidad nadie ha sabido nunca exactamente lo que ella enseñaba. Todos sus escritos se perdieron, los que habían recogido su pensamiento de viva voz habían recibido la muerte, o habían intentado olvidar lo que habían oído. Todo lo que sabemos de ella nos lo han transmitido los santos padres que la condenaron y, honestamente, como escritor de crónicas y Estorias, tiendo a no prestar demasiada fe a las palabras que un enemigo pone en boca de su enemigo.
Pg.531
He reflexionado mucho, después, y me he convencido de que el amor perfecto no deja espacio para los celos. Los celos son sospecha, temor y calumnia entre amante y amada, y san Juan dijo que el amor perfecto ahuyenta todo temor. No sentía celos, pero intentaba evocar, a casa minuto, su rostro y no lo conseguía. Recordaba lo que sentía mirándola, pero no podía imaginarla. Y aún así, durante nuestros encuentros, no hacía sino mirarle la cara, no hacía sino…
He leído que sucede a quien ama de intenso amor…-dijo Nicetas, con el apuro de quien quizá no ha experimentado nunca una pasión tan arrebatadora-. ¿No te había pasado con Beatriz y con Colandrina?.
No, no de una manera que me hiciera sufrir a tal punto. Creo que con Beatriz yo cultivaba la idea misma del amor, que no necesitaba una cara, y además me parecía un sacrilegio esforzarme por imaginar sus facciones carnales. En cuanto a Colandrina, me daba cuenta, después de haber conocido a Hipatia, de que con ella no había habido pasión, sino más bien alegría, ternura, afecto intensísimo, como habría podido sentir, Dios me perdone, hacia una hija o una hermana pequeña. Creo que les pasa a todos los que se enamoran, pero aquellos días estaba convencido de que Hipatia era la primera mujer a la que había amado de verdad, y ciertamente es la verdad, todavía ahora y para siempre. Luego he comprendido que el verdadero amor habita en el triclinio del corazón, y allí se encuentra la calma, atento a los secretos más nobles, y raramente vuelve a las estancias de la imaginación. Por eso no consigue reproducir la forma corporal de la amante ausente. Es solo el amor de fornicación, que nunca entra en lo más sagrado del corazón, y se alimenta únicamente de fantasías voluptuosas, el que consigue reproducir tales imágenes.
Nicetas calló, dominando con esfuerzo su envidia.
Comprendía solo entonces por qué había oído contar que los verdaderos amantes, en su primer coloquio de amor, palidecen, tiemblan y enmudecen. Es porque visto que domina los reinos de la naturaleza y del alma, el amor atrae a sí todas las fuerzas, se mueva como se mueva. Por eso, cuando los verdaderos amantes llegan a concialiábulo, el amor perturba y casi petrifica todas las funciones del cuerpo, tanto físicas como espirituales: la lengua se niega a hablar, los ojos a ver, las orejas a oír, y cada miembro se sustrae a su deber. Es la razón por la que el cuerpo, cuando el amor se demora demasiado en lo más profundo del corazón, falto de fuerzas, se consume. Pero llega un momento en que el corazón, por la impaciencia del ardor que siente, casi arroja fuera de sí su pasión, permitiendo que el cuerpo recupere sus propias funciones. Y entonces el alma habla.
Descubre que tiene piernas de sátiro:
Pg.536
Luego decidí, mi cuerpo decidió por mi alma, o mi alma por mi cuerpo, que lo que veía y tocaba era bellísimo, porque aquella era Hipatia, y también su naturaleza animal formaba parte de sus gracias, aquel pelo rizado y sedoso era lo más deseable que nunca hubiera anhelado, tenía un perfume de musgo, aquellas extremidades suyas antes escondidas estaban dibujadas por manos de artista, y yo amaba, quería a aquella criatura olorosa como el bosque, y habría amado a Hipatia aunque hubiera tenido facciones de quimera, de icneumón, de ceraste.
En la batalla contra los hunos, los monstruos acaban batiéndose entre sí: los pigmeos confunden a los blemias por grullas y los atacan; los gigantes y los esciápodos entran en conflicto teológico y acaban matándose; los circunceliones se arrodillaban para ser ejecutados…
A Colandrino le muerde una serpiente y muere. Aparecen los cinocéfalos y ven a los pájaros roq, que eran enormes. Son conducidos al castillo de Aloadin que Baudolino reconoce por las descripciones de Abdul. Quedan presos y Gavagai hace de bufón y acaba facilitándoles limas con las que desprenderse de sus cadenas y acaban huyendo con los pájaros roq. Gavagai muere.
Alejo, hermano de aquel Isaac el ángel que había depuesto a Andrónico para arrebatarle el poder y se convierte en Alejo III. Hay otro Alejo, hijo de Isaac, que huye y intenta el beneplácito de los venecianos para reconquistar la ciudad a cambio de ayudas para reconquistar la Tierra Santa. Atacan Constantinopla y Alejo III huye con un barco cargado de oro. Isaac es muy viejo y en su lugar, en el trono, está Alejo IV que acaba convirtiéndose en un hazmerreír.
Encuentran a Zoísmo y este explica su desventura. Está viejo, ciego y tullido porque creyó tener el Greal y no lo tenía. Se acaban acusando los unos a los otros de la muerte de Federico y la posesión del Greal y, en verdad es Baudolino quien lo tiene por equivocación. El Poeta quiere matar a Baudolino cuando este explica que le estaba escribiendo los poemas y Baudolino acaba matando al Poeta. El Greal será emparedado en una estatua y todos se dispersan.
Baudolino se sube a una columna y se queda allí mucho tiempo. Primero lo veneran y luego lo apedrean. Decide bajar y cumplir tres promesas.
Pg. 628
Estando en esa columna he entendido muchas cosas. He entendido que he pecado pero nunca para obtener poder y riquezas. He entendido que, si quiero ser perdonado, tengo que saldas tres deudas. Primera deuda: me había prometido que haría erigir una lápida a Abdul, y para eso había conservado la cabeza del Bautista. El dinero ha llegado por otra parte, y es mejor, porque no procede de simonía sino de donativos de buenos cristianos. Encontraré el lugar donde enterramos a Abdul y haré que construyan una capilla (…) Segunda deuda: le había hecho una sagrada promesa a mi buen padre Federico, por no hablar del obispo Otón, y hasta ahora no la he mantenido. Tengo que llegar al reino del Preste Juan. Si no, habré malgastado mi vida en vano (…) Tercera deuda: tengo un hijo, o una hija, allá. Y allá está Hipatia. Quiero encontrarlos y protegerlos como es mi deber.
(…)
-¡Pero harán falta años y años para volver a aquellos lugares y seguir adelante!
-Nosotros los de la Frascheta tenemos la cabeza más dura que la pija.
-¿Y quién dice que vivirás hasta el término de tu viaje?
-Viajar rejuvenece.